Defensa de los animales en los circos tradicionales

Ponencia de Julio Revolledo Cárdenas, historiador circense mexicano, que refiere sobre la importancia de la permanencia de los animales en los circos tradicionales.

Antes que nada deseo aclarar al público en general que no soy empresario de circo, no entreno animales, no soy propietario de animales, excepto de un pequeño French Poodle que me hace más graciosa y llevadera la vida cotidiana, toda vez que esta mascota es acróbata por naturaleza sin que yo le haya enseñado ninguna habilidad circense. Acudo aquí simplemente como un fan del circo con animales bien tratados.

Tengo diversos cargos, soy por una parte el Director de la Licenciatura en Artes Escénicas y Circenses Contemporáneas de la Universidad Mesoamericana de Puebla, México, la única Universidad que imparte un programa educativo de arte circense en Iberoamérica. Próximamente la Universidad de San Martín en Argentina y la Universidad de Campinas en Sao Paulo, estarán estableciendo programas similares. Por otra parte, trabajo como Asociado al Departamento de Casting del Cirque du Soleil con sede en Montreal desde hace años. He sido jurado en infinidad de Festivales Internacionales, así como jurado de fotografía circense en dos ocasiones, evento organizado por la World Circus Federation con sede en Montecarlo.

Las escuelas de circo y centros de entrenamiento circense son comunes en Francia donde hay más de 800, en Rusia donde hay más de mil, y en China donde existen más de 1,600. Por ejemplo, la más antigua de las escuelas de arte circense, que es la china, tiene una existencia que rebasa los dos mil años.

Aunque soy Licenciado en Relaciones Internacionales y tengo una Maestría en Historia del Arte, me dediqué por pasión personal a investigar sobre la historia circense, y me involucré en algún momento de mi vida en una gira de 18 años con tres empresas circenses en México e Italia, además desciendo de una de las familias más antiguas en el quehacer circense en México, los hermanos Suárez, cuya existencia data de 1853. Es decir, mi familia tiene seis generaciones involucradas en el arte circense. Me he dedicado a investigar y publicar sobre la historia del circo de la que poco se sabe y he sido invitado a varios países para hablar sobre el arte circense mundial. Soy un admirador convencido de la enorme creatividad que este espectáculo ha demostrado a lo largo de su historia y de la forma cómo ha llenado el imaginario de los pueblos del mundo.

¿Qué es el circo?

El circo es la resultante del hombre tratando de rebasar sus propios límites para asombrarse a sí mismo y causar el asombro en sus semejantes por las habilidades que posee. Para mí, el circo constituye la Universidad de la vida, gente que entre otras cosas preserva del hombre primigenio la trashumancia, característica grabada en los genes más elementales del ser humano. Pero además el circo es una forma de vida, admiro la profunda entrega, a pesar de los sacrificios que enfrentan no solo los artistas circenses, sino todos los del arte escénico, para edificar su objetivo que es el crear un mundo de fantasía e ilusión que produzca la alegría pero también la reflexión de los demás seres humanos. Me parece que, solamente esta noble causa es la que deberíamos de valorar en estos tiempos en que existen tantos negocios ilícitos fincados en las debilidades humanas de los habitantes de cualquier país del mundo.

Para lograr sus objetivos artísticos circenses el hombre no sólo utilizó su corporeidad, sino que agregó objetos y también a los animales logrando un trabajo conjunto que maravilló a la humanidad por generaciones, a partir de las habilidades y destrezas adquiridas por ambos.

A finales del siglo XVIII, en un breve lapso de paz en Inglaterra, un militar llamado Philip Astley descubrió en 1768 un principio físico en el entrenamiento de sus caballos. A base de pruebas severas, comprobó que un ser humano puede permanecer parado sobre las ancas de un caballo que corre dentro de una pista circular de 13 metros de diámetro, la fuerza centrípeta le permitió no sólo mantenerse erguido sobre el caballo sino también ejecutar una serie de saltos acrobáticos sobre el mismo. Ese principio fue el que dio a luz la pista circular que hoy tienen todos los circos del mundo. La palabra circo proviene del italiano circolo y por lo tanto es única y exclusivamente por la presencia del caballo dentro del espectáculo que la pista de los circos es redonda. Dicho de otra forma, el origen del espectáculo circense moderno está íntimamente ligado a la presencia del animal, en este caso al elegante caballo.

El circo con animales forma parte hoy del patrimonio cultural y artístico reconocido por varias naciones de nuestro planeta. Es precisamente, en las naciones desarrolladas donde este reconocimiento tácito ha ocurrido. Hace poco, en el año 2005, como ha señalado el investigador alemán Rolf Lehmann, una Resolución del Parlamento Europeo ha reconocido al circo con animales, como parte de la cultura del continente europeo, refiriéndose a ese formato de espectáculo que ellos idearon en el último tercio del siglo XVIII y que se conoce como el Circo Moderno.

La relación hombre-animal

En todas las culturas ancestrales como China, Egipto, Grecia, Roma, México, el hombre se interrelacionó con los animales. Desde siempre el hombre ha admirado al animal y ha querido imitarlo, desarrollando máscaras y vestuarios con fines artísticos que nos asemejan a ellos tanto en nuestras danzas y coreografías como en la vestimenta folklórica de muchas naciones.

El hombre de circo soñó volar como los pájaros y en buena medida lo logró. También quiso convertir la fábula en realidad, por lo que educó animales haciendo que éstos se comportaran como el hombre mismo. Usando su vestimenta, manejando sus medios de locomoción o tomar actitudes humanas que antropomorfizaran al animal buscando una mirada externa de sí mismo, graciosa, que reafirmara su dominio sobre la bestia y a su vez permitiera entender nuestras conductas.

Casi todas las culturas ancestrales vincularon las imágenes de los animales a deidades, por lo que es común encontrar en China, México o África dioses con figura de leones, jaguares, serpientes, águilas, etc. Existen diversos ejemplos de pinturas rupestres con referencias a animales interactuando con los seres humanos. Los actos con osos eran comunes en la antigua Rusia, la presencia de las fieras y la manifestación de extraordinarias posibilidades físicas del hombre sobre el caballo, son los elementos más claros que aportó el circo romano antes que tomara los tintes sanguinarios que adquirió.

Existen imágenes esculpidas sobre piedras descubiertas en la provincia de Shandong, China, que datan del año 141 a.C. que muestran a hombres ejecutando complicados ejercicios sobre caballos.

En el libro del Génesis del Antiguo Testamento precisamente se hace referencia a esa relación entre el hombre y el animal. En el versículo 24 señala: “Dijo todavía Dios: produzca la tierra animales vivientes en cada género, animales domésticos, reptiles y bestias silvestres de la tierra según sus especies. Y fue hecho así”, más adelante, en el versículo 27 y 28 señala: “Crió, pues Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios le crió, los crió varón y hembra”. Y echóles Dios su bendición y dijo: Creced y multiplicaos y henchid la tierra y enseñoreaos de ella y dominad a los peces del mar, y a las aves del cielo y a todos los animales que se mueven sobre la tierra”. De donde se deduce que este dominio de los animales es natural al hombre, puesto que el hombre ha sido creado a imagen de Dios, y está por encima de los restantes animales que le están sometidos.

Está claro que dominar no puede entenderse como una autorización divina de maltrato al animal, pero lo preocupante es que las nuevas tendencias van más sobre la idea de separar al animal de su convivencia directa y cotidiana con el ser humano que tratar de observar una correcta convivencia entre ambos.

Los primeros hombres de circo que se trasladaron por el planeta tierra, llevaron consigo a sus familiares y a sus animales amaestrados, de la misma manera que los primeros colonizadores del globo terráqueo se trasladaron con sus familias y sus bestias de trabajo.

El espectáculo circense en su deseo de causar el asombro llevó lo normal de un punto del orbe a donde esto fuera extraño desde tiempos inmemoriales, incluyendo los animales, por lo que le tocó la tarea de convertirse en la lección viva de zoología hasta en los pueblos más diminutos del globo terráqueo. En ese momento no existía la televisión y mucho menos Animal Planet para que nos instruyera de manera virtual sobre las formas y comportamientos de los animales.

El circo se convirtió así, históricamente, en el hogar de los animales trashumantes. Y resulta triste que hoy ciertos grupos quieran proscribirlos a un destierro argumentando regresarlos a su hábitat natural para preservarlos, cuando algunos animales no han conocido en varias generaciones ese hábitat mencionado. Las razas humanas, como los animales, se dispersaron por el planeta y esto es un proceso irreversible, hoy existen camellos que han nacido en Paris, tigres de Sumatra que nacen en México o los elefantes que nacen por decenas en los centros de reproducción del Circo Ringling en los Estados Unidos. ¿Cuál es el hábitat natural de esos animales?

Los animales en el circo

Los animales en el circo, al igual que los artistas circenses se cuentan por generaciones. Hay generaciones y generaciones de tigres que han nacido en los circos y en los zoológicos, que nunca han tenido contacto con la naturaleza misma. Es más, regresarlos a ese supuesto hábitat natural, sería tanto como regresarlos a una muerte segura, como así ha sido comprobado. Son animales que nunca han peleado por conseguir el alimento y han convivido desde hace tantos años con los seres humanos que han perdido totalmente eso que llamamos el “instinto animal”, de la misma manera que los hemos perdido tal vez los seres humanos. Por grandes o peligrosas que sean muchas bestias, han vivido un proceso de domesticación que es irreversible, y hoy resulta imposible re-dirigir acciones que tomaron los humanos hace cientos de años.

Es más, encuentro en esas posturas rígidas una actitud racista y segregacionista. Recordemos que los humanos también somos una especie animal, y bajo estos conceptos ingleses que defienden los animales ¿cuál será el siguiente paso? ¿regresar a los negros al África? ¿y a los asiáticos a China o Corea, bajo el pretexto de que ese es su hábitat natural?. Permítanme recordarles el funesto capítulo histórico de cómo se creó Liberia en África, territorios administrados por los Estados Unidos en 1817 para regresar antiguos esclavos negros que ya se habían aclimatado en América bajo el pretexto de que cobrarían su libertad en África ¡Al cabo ése era su hábitat! Sorprendentemente su capital se llamó Monrovia, en honor al presidente en turno de los Estados Unidos, James Monroe.

El circo como arte

Dicen los investigadores rusos que el circo debe ser considerado como “la madre de todas las artes escénicas”, porque no podemos entender al circo sin música, sin teatro, sin danza, pero también afirman que no podemos entender el circo sin animales, por eso hoy la legislación rusa preserva su inigualable y afamado arte circense junto con sus actos de animales. El circo es un arte multidisciplinario y así se ha mantenido en todas las culturas del mundo. En el circo romano nació la danza, el teatro nació de las pantomimas circenses, por lo tanto el espectáculo circense es la manifestación artística más antigua de la humanidad, al punto tal que los chinos consideran que un salto acrobático fue el primer gesto que ejecutó el ser humano, primero por necesidades militares, después de cacería y finalmente por necesidades artísticas.

El circo ha evolucionado junto con la humanidad. Cuando los espectáculos circenses modernos empezaron a emigrar de Europa al mundo, éstos sufrieron grandes transformaciones acorde a las aportaciones culturales de cada nación. Así por ejemplo, los mexicanos agregamos el antipodismo y la onda al lenguaje circense que eran virtudes acrobáticas que habían aquilatado los antiguos mexicanos. De esta manera, cada pueblo del mundo fue aportando desde sus propias culturas ancestrales, a la riqueza de una manifestación cultural circense que se ha ido engrandeciendo en su camino por el planeta tierra. Los colombianos, por ejemplo, desarrollaron como pocos en el mundo una gran destreza en caminar por delgadas cuerdas a peligrosas alturas de 12 metros y más, convirtiéndose en verdaderos expertos del equilibrismo mundial, porque existen manifestaciones ancestrales en este sentido.

En su gira por el mundo el circo fue llevando los avances tecnológicos de una cultura a otra –cuando este proceso llevaba demasiado tiempo- sorprendiendo a los diversos públicos que se encontraban en su camino. Si lo reflexionamos con seriedad, el circo fue el primer propulsor de la globalización entendida ésta como un achicamiento del planeta, grupos étnicos se trasladaron de un lugar a otro de la tierra para asombrar con sus habilidades a sus semejantes. El circo se constituyó así en la televisión del siglo XVIII y XIX, y en este último siglo se expandió por todo el mundo gracias al ferrocarril y el barco a vapor, llevando imágenes maravillosas de un punto hacia otro donde éstas causaran asombro, públicos que se impresionaron por las maravillas presentadas bajo el cobijo de una carpa. Entonces los seres humanos poseían entre sus tesoros personales “la capacidad de asombrarse de todo lo que le rodeaba”, virtud que hoy estamos perdiendo por estar inmersos dentro de una cultura obsesionada por la realidad virtual.

Entre su enorme cargamento de sorpresas, traían enormes zoológicos con bestias de otras latitudes. El circo se convirtió así en la primera clase de zoología en vivo que experimentó la humanidad, los mexicanos nos asombrábamos de un oso polar, los alemanes con las llamas de los andes y los colombianos de las poblaciones más recónditas se maravillaron con los elefantes, que por cierto, el Circo Atayde de México internó a territorio colombiano por allá de 1926.

Precisamente la gran aportación del circo de Estados Unidos fue hacer crecer los zoológicos ambulantes. Estamos hablando que en el siglo XIX los circos más grandes de Estados Unidos llegaron a trasladar más de 450 animales. Fue en el circo que se originaron los primeros zoológicos trashumantes, que después se hicieron estables a finales del XIX en Europa y ya bien entrado el siglo XX en América Latina.

Si aceptamos que el maltrato de los animales existe, no podemos incluir a todas las empresas de manera generalizada en esta lista. La mayoría de los circos grandes en todo el mundo cuidan extremadamente su zoológico más en tiempos donde la depredación ocasionada por el crecimiento de la población mundial, ha ido reduciendo o desapareciendo los hábitats naturales. En esto por supuesto, el circo no tiene ninguna responsabilidad.

El circo con animales

Considero que si hemos utilizado al animal como carga, como alimento, como prueba de laboratorio, entonces no entiendo porqué no poder incorporarlos a una de las más bellas expresiones del ser humano, la de compartir el trabajo escénico y artístico del hombre, donde hay más respeto y cuidado por el animal. El circo ha sido históricamente un lugar seguro para los animales y está comprobado que en el circo la vida de los animales es más longeva, toda vez que los animales no necesitan pelear entre ellos para obtener su sustento.
Las técnicas de entrenamiento han evolucionado tremendamente los últimos años a partir de la teoría de “reflejo condicionado” de Pavlov, como también han evolucionado los sistemas de enseñanzas para los niños. Nadie necesita maltratar a un animal para que logre ejecutar un trabajo escénico que lo enaltezca a él por las habilidades desarrolladas, situación que sucede exactamente igual con el trabajo del hombre.

A partir de mi trabajo de investigación en la materia, y observando la línea histórica, estoy seguro que nos arrepentiremos tremendamente en el futuro por haber roto esa secuencia histórica evolutiva en nuestra relación con la educación de los animales, ésta aplicada de forma científica nos vincula más aún con el mundo animal, nos permite conocer su carácter, sus conductas, porque principalmente los animales se comportan exactamente igual a nosotros. Una actitud contraría nos alejará más del animal y los proscribirá totalmente de la historia.

El circo es todavía un punto de convivencia entre el ser humano y el animal, insisto, el circo es y ha sido el hogar de los animales durante muchos siglos, el espacio donde los animales pudieron ser conocidos en sus formas, colores, estética y habilidades por los niños, jóvenes y adultos de todo el mundo. Cuando el niño conoce el animal en vivo aprende a respetarlo y valorarlo.

Entiendo a la gente de circo como la que tiene el derecho histórico en el manejo de los animales porque de forma práctica así lo ha hecho durante siglos. Eso no excluye que exista una estricta vigilancia que compruebe el buen trato a los animales. Mientras que muchos ambientalistas tienen una imagen deformada del trato animal a partir de las películas de Walt Disney, donde los elefantes son rosas y borrachos bailan de puntitas. Vuelvo a insistir cómo la realidad virtual nos ha trastocado y pensamos en animales que hablan o piensan con una lógica humana.

No dudo que haya gente que maltrate los animales no sólo en el circo, sino también en la intimidad de sus casas, pero no sólo eso, hay millones de niños maltratados por sus padres en sus hogares y nadie ha propuesto prohibir a esos adultos a tener hijos para dejar de cometer los mismos abusos. Nuestra labor como sociedad es educar, es aplicar las leyes de forma estricta que garanticen una estancia con calidad de los animales en dondequiera que se encuentren. Centremos la discusión entonces en garantizar un mejor trato a los animales, que es un tema totalmente diferente a prohibir. Una sociedad civilizada debe reglamentar pero no prohibir la presencia de los animales en los circos, o la estancia adecuada de éstos en los hogares particulares.

Hemos visto pues como el hombre de circo se vinculó con el animal desde hace muchos siglos, lo integró como parte de su familia. Logró con ello que la familia unida asistiera a esta forma de espectáculo. No existe espectáculo en el mundo que integre tanto los valores de la familia como el circo, por eso es que nuestros padres nos llevaron cuando fuimos niños al circo, y a ellos a su vez los llevaron nuestros abuelos. Porque encontraban claros sus valores, un espectáculo producido por familias y dirigido a las familias. No existe sobre la faz de la tierra una forma de espectáculo que integre a un público de edades tan diversas como el circo, y está demostrado por diversos estudios que se han hecho en el mundo que los niños asisten al circo por dos razones esenciales: los payasos y los animales.

Efectivamente existen circo sin animales como otra forma alternativa de entretenimiento, pero éstos son espectáculos para adultos. El llamado circo nuevo no resulta atractivo a los niños, los aburre y los excluye porque este circo crea imágenes intelectuales que se deben interpretar, resultando ilegible para los pequeñines que no manejan la lógica de un adulto. Por contraparte, el mensaje del circo tradicional es llano, alegre, directo y bello, los niños disfrutan la espontaneidad de los payasos, la belleza, la estética y la inteligencia de los animales vivos.

Hoy que hemos desaparecido casi todas las formas de diversión sana de los niños, las que teníamos nosotros cuando éramos pequeños, donde correr, saltar la cuerda, jugar con el trompo, asistir al circo tenía todo un sentido, llenaba nuestras vidas, más cuando a nuestro pueblo no llegaba otra forma de diversión, aún así queremos desaparecer una de las pocas de formas de diversión sana y moral que hay para los niños. Por desgracia, los niños no pueden votar, por lo que me parece una equivocación que los adultos pretendamos acabar con el circo tradicional con animales, uno de los últimos espectáculos realmente blancos que quedan sobre la faz de la tierra.

También me parece un error que el circo con animales sea prohibido por alguna asociación o partido político, si algún día esto tuviese que suceder espero que ocurra cuando el público por motivo propio no quiera más asistir a ver estos espectáculos. Así de sencillo, pero no prohibamos ahora a nuestros niños la posibilidad de presenciar un espectáculo que llena la fantasía de cualquier pequeño. Pienso que si a alguien no le gusta el circo con animales, ¡pues que no vaya!, pero que no nos quiten el derecho de admirar este espectáculo a los que sí nos gusta el circo con la belleza de los animales.

A los que sí les gusta el circo con animales, simplemente asisten a verlo, no politizan su actitud, por lo que deseo convertirme hoy en vocero de todos esos niños que no tienen voz y voto para que sean considerados en su derecho de disfrutar con su familia una hermosa función de circo con animales bellos, bien tratados, bien comidos, amigos del hombre, demostrando la maravillosa y compleja naturaleza de la cual formamos parte.

En este contexto quisiera finalizar con una última reflexión, me parece increíble que la sociedad contemporánea haya caído en actitudes ilógicas como la de crear escenarios tan absurdos como éste precisamente, la de cuestionar a los hombres que se dedican a construir un mensaje de paz y diversión para los niños, la familia y la sociedad entera, mientras que miles de narcotraficantes, violadores, provocadores de guerras y grupos delictivos que operan tranquilamente y a sus anchas en las calles de las grandes ciudades. Me pregunto ¿Qué sociedad estamos construyendo señores?

Cuernavaca, Diciembre de 2010.

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