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La historia mínima del Circo en México

Escrito por Julio Alberto Revolledo Cárdenas Sex, 26 de Março de 2010 01:17

(Bicentenario del circo moderno)

Antigüedad

Si se pretende hoy establecer el árbol genealógico de una sola dinastía circense en cualquier lugar del mundo, es toparse con un mapa de nacionalidades y tener que profundizar sobre grandes movimientos humanos. Pero si tratamos de investigar de forma colectiva el inicio preciso de la historia del circo en México, podemos afirmar que éste se ha perdido en la noche de los tiempos, en la que surgieron hombres que sintieron la necesidad de realizar saltos acrobáticos por necesidad o placer, equilibrar sobre una cuerda, contorsionarse, jugar objetos con destreza malabar o realizar el máximo sueño del hombre, que ha sido poder volar.  Entonces, seguramente un intrépido funambulista montó su rudimentaria cuerda para asombrar a los que lo rodeaban, pero también, para poder llevar el pan a sus hijos.

En la historia del circo mundial cada acto circense ha tenido un proceso histórico peculiar, así tenemos algunos vestigios de pinturas con figuras acrobáticas circenses en Cnosos la Isla de Creta 2400 años a.C., malabares e ilusionismo entre los Egipcios 2200 a.C., la presencia de funambulistas en la Grecia Antigua, números de equilibrio en Egipto y China 2000 años a.C. y siglos después en Roma.

La llamada ruta de la seda que se abría por los desiertos de Asia Central, hizo que los griegos y romanos conocieran muchos siglos antes de la era cristiana las exhibiciones circenses chinas, hindúes, sirias y persas. Asimismo, al norte del continente euroasiático existía otro medio de comunicación entre Oriente y Occidente que se conoció como la vía de las estepas por donde circularon bailarines, malabaristas, contorsionistas, mimos, acróbatas, domadores de fieras y prestidigitadores siberianos y centroasiáticos. Se sabe además de testimonios de malabaristas y acróbatas que viajaron junto con las misiones diplomáticas.

Los chinos han desarrollado la teoría de que los primeros acróbatas fueron los cazadores más hábiles, situando el origen de la acrobacia cinco mil años antes de nuestra era. La historiadora Fu Quifeng asevera que la habilidad, la destreza  y la flexibilidad fueron cualidades indispensables para el cazador y el acróbata, por lo que en su estudio clasifica las disciplinas acrobáticas de la legendaria China por los vestigios encontrados en columnas grabadas, que son fiel registro de diversas figuras logradas con el cuerpo y otras veces utilizando objetos de la vida cotidiana (platos, sillas, jarrones, sombrillas) así como los militares los harían con jabalina, mazo, banderas y el arco, desarrollando peculiarmente los chinos habilidades extraordinarias en el equilibrismo y la acrobacia.

Con un sentido de observación crítico, cada nación del mundo, según el fenotipo de sus habitantes, ha desarrollado una de las artes circenses más que otra, aunque esta es una hipótesis que necesita desarrollarse.

Hace 2200 años, bajo la dinastía Han, se hicieron inventariar las disciplinas acrobáticas que se practicaban en esa época, construyendo la Teoría de los 100 ejercicios.  Los chinos también practicaron la acrobacia ecuestre aunque de forma lineal, no circular como la desarrollarían los europeos, actividad a la cual éstos le darían el nombre de circo que viene del latín circolo,  por el círculo que se necesitaba para ejecutarla.  Afirman además los chinos, que la acrobacia fue la primera expresión artística corporal del hombre, anterior a la danza y el teatro. El sentido de representación surgiría mucho tiempo después en el ser humano. Las primeras escuelas de arte circense en China datan de más de dos mil años de antigüedad.

Los romanos construyeron los más grandes espacios para las funciones circenses, el Circus Maximus llego a albergar hasta 300 mil espectadores en la época de Trajano. En sus orígenes el objetivo fue trasladar al ser humano a un mundo de fantasía donde todo era posible, mostrando lo emocionante y lo estéticamente bello con sus solemnes pero bullangueros  desfiles a los que llamaron pompa circensis, exhibiendo además el trabajo de los desultores, antecesores de los artistas ecuestres que harían renacer al circo en la Inglaterra a mediados del siglo XVIII y el trabajo de los bestiarius cuya especialidad era el enfrentamiento con las fieras salvajes y que son los claros antecedentes de los domadores contemporáneos, todo ello fue tomando un tono sanguinario en la etapa final de una Roma en decadencia.

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