El círculo mágico: orígenes del circo en Cuba 1492-1850

PAZ, Hilda Venero de la – El círculo mágico: orígenes del circo en Cuba 1492-1850. Editorial Oriente. Colección: Diálogo, 2016.

 

 

 

Maya Quiroga

Hilda Venero de la Paz es una artista circense que durante 45 años ha estado vinculada a ese mundo, todavía hoy un tanto preterido, pero que ha acompañado a la humanidad en todo su devenir social.

Hace muchos años comenzó su pasión por develar la historia de este arte milenario. Aunque ya se jubiló, su mayor preocupación es transmitir todos los saberes atesorados, por los cultores de esa manifestación de las artes escénicas, a las nuevas generaciones que hoy se preparan para integrar la gran familia del circo cubano.

“Siempre estuve muy inconforme con todo lo que se decía sobre el circo en Cuba. Tuve la posibilidad de viajar a varios países, incluso de América Latina, donde algunas personas no respetan a los artistas circenses. Esa inconformidad me llevó al propósito de investigar para saber, verdaderamente, de dónde llegamos. Comencé en el año 2003 y me apasionó tanto que seguí investigando”, cuenta Hilda.

Así nació el volumen titulado El círculo mágico. Los orígenes del circo en Cuba 1492-1850, un libro que se inicia en la etapa de la colonización española y llega hasta el siglo XIX. Como no se considera una escritora profesional, su mayor disyuntiva radicaba en cómo convertir su investigación en un texto impreso. Recabó la ayuda de muchas personas, pero la mayoría no veían el circo con el prisma que lo hace ella.

“Un historiador del circo mexicano y profesor de la Universidad de Puebla me regaló un libro que había escrito al respecto. Tuve la oportunidad de conocer a su mamá, que era equilibrista. En homenaje a ella, en la introducción del libro el autor dice que quienes se han dedicado a hablar mal de los valores del circo han contado con la complicidad de nuestro silencio. Esa fue la gota que me faltaba para comenzar a escribir.

”Mi invitación es a conocer un circo diferente que existe, pero se ha hablado poco de él. Lo que quiero transmitir en mi libro es la cara linda del circo, la de nuestros artistas grandiosos, esos que han logrado premios y renombre internacional desde finales del siglo XIX y principios del XX. Desde 1968, cuando se funda el Circo Nacional de Cuba, hemos alcanzado más de 200 premios internacionales.

”Tenemos artistas negros, poco conocidos en la Isla, que inventaron números circenses muy novedosos, incluso para otros países, como he podido comprobar en mis viajes al extranjero. De la presencia del negro en el circo cubano casi no se habla tampoco.

”Conozco personas humildes que atesoran una medalla de oro, que la recibieron por haber realizado el mejor número de un espectáculo determinado. Todavía hoy no se ha instaurado el Premio Nacional de Circo y creo que nosotros nos merecemos ese reconocimiento”.

—¿Cómo está estructurado este volumen que se ha convertido en material de estudio para los alumnos de la Escuela Nacional de Circo?

—Está estructurado por capítulos que responden a varios años con la información que encontré en nuestros archivos. Comencé con una reseña donde hablo del circo romano, que era tan despiadado. Voy a la historia de los artistas ambulantes que surgen con la destrucción del imperio romano.

“Traté de hacer una cronología de cómo nació el circo moderno en 1770, en Inglaterra, con pista circular, con una medida estándar a nivel internacional. En la Biblioteca Nacional descubrí que Cuba fue el sexto país en contar con un circo moderno y con el trabajo ecuestre donde el caballo era el protagonista.

”Hablo de la evolución de los términos empleados. Primero nos llamábamos volatineros. Después fuimos maromeros y cirqueros. Con el circo soviético empezamos a ser circenses. No me gusta esa denominación. Yo quiero que me sigan diciendo cirquera porque los cirqueros son los que nacieron en la carpa y son capaces de crear, de inventar cosas lindas, mientras que la etimología de circense viene del circo romano.

”Abogo también por rescatar los nombres de nuestras aparaturas, porque ahora tenemos un ajiaco de términos que provienen del circo ruso, del campo del deporte y de nuestro circo viejo”.

—¿Cuándo comienza el circo profesional en Cuba?

—Nuestro primer circo profesional surgió el 21 de septiembre de 1800, en el Campo de Marte. Allí comienza Francisco Covarrubias, quien era un artista aficionado. Él ha ejercido una gran influencia en nuestros payasos. Los payasos cubanos no se parecen a los norteamericanos, ni a los de la comedia italiana, mucho menos a la filosofía soviética. Nuestros payasos son los personajes populares que creó Covarrubias.

“A finales de 1848, Covarrubias estaba muy enfermo y le hacen un homenaje. En el circo habanero —después Teatro Villanueva—, él recita unas décimas donde habla de la importancia que tuvo para su vida haber trabajado en ese medio artístico. Esas décimas de Covarrubias aparecen en el libro. Pienso que se debe escribir sobre su figura desde una nueva mirada, para que se conozca que fue nuestro primer autor y actor”.

—¿Por qué termina el libro en 1850?

—Por un problema de limitación de las editoriales territoriales, el libro no podía tener más de 390 páginas. Entonces cuento, en un resumen muy apretado, la historia del circo habanero, que se funda en 1847. Continúo narrando en el próximo libro todo lo que sucedió durante la guerra de 1868 y los sucesos del Teatro Villanueva, acaecidos el 22 de enero de 1869.

“Me gustaría que el libro se publicara también con la editorial Oriente y que abarque el período comprendido entre 1851 y 1958. Después vendría la historia del circo desde el Triunfo de la Revolución hasta la actualidad. Tengo muy adelantados estos dos volúmenes”.

—¿Pudiera darnos un adelanto de lo que aparecerá en el próximo texto?

—En el segundo libro cuento el surgimiento del circo habanero que luego se convierte en el mal llamado teatro Villanueva. Para mi debería decirse circo teatro Villanueva. Nos han despojado también de esa parte de la historia. El teatro y el circo nacen juntos. Después, cada uno tomó su camino porque son formas de expresión diferentes.

“La hija del dueño de ese circo era la esposa de Rafael María de Mendive. El adolescente José Martí la acompañó a visitar a su maestro en la prisión. Otros hijos del dueño de ese circo se alzaron en la guerra del 68. Un nieto de ese señor fue escolta de Antonio Maceo. Como ves, es una novela apasionante y no quiero seguir siendo cómplice del silencio alrededor de esta historia tan bella que tiene el circo cubano”.

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